La novena

Empiezo con este artículo escrito en mayo de 2002 y que no vio la luz al perderse en el camino desde mi ordenador al del periódico. Está tal y como lo escribí en su día. Ahora que otro equipo español juega una final de fútbol y antes de que gane o pierda ya sabéis mi opinión sobre tales eventos aunque confieso que me gusta sentarme y ver un partido de fútbol, si me aburre apago el televisor y me dedico a otra cosa

Quince de mayo, once de la noche. Conduzco por las calles de una ciudad desierta, Granada. Paro a repostar. El empleado de la gasolinera tarda en salir, me mira como si yo fuese un bicho raro, y él parecía como si hubiera alcanzado el summun de la felicidad.
Al retomar el volante para dirigirme a casa tras un día agotador por poco lo termino fatal. Un mozalbete, caballero en su ciclomotor, llevando a la grupa a su dama que le ayudaba a portar una bandera, se salta un semáforo en rojo y está a punto de estrellarse contra mi vehículo.
Cuando enfilo la autovía veo salir fuegos artificiales de los pueblos cercanos ¿será por San Isidro, ya que por San Torcuato no podía ser? pensé yo, pero ¿en todos los pueblos lo van a celebrar?
Llego a Guadix, caravanas de coches, estruendo de bocinas, fiesta mayor. La moderna procesión de San Torcuato nocturna, pero no va el estandarte rojo, son todas banderas blancas con algo redondo en el centro, la misma que la de la parejita del ciclomotor.
Al llegar a casa la tele está repitiendo hasta la saciedad la imagen de un hombre, que aparenta más años de los que tiene, dándole una patada al balón y metiéndolo en una red.
Día dieciséis, ocho de la mañana. Una emisora de radio de ámbito nacional, abre su informativo con la narración de ese patadón hasta cuatro veces y dedica los siete primeros minutos a ese suceso y alguien comenta que han merecido la pena los doce mil millones de pesetas pagados por ese hombre, como si de un esclavo se tratara.
¿Cómo estaría yo para no saber lo que pasaba, si esa mañana me llaman de mi empresa para decirme que la reunión prevista para el día 15 por la tarde se posponía al 16 a la misma hora porque había fútbol y “podíamos” ganar la “novena”?
Nos encontramos en una sociedad que está siendo manejada por grupos de poder que no lo ejercen directamente sino a través de prensa, radio y televisión.
El otro día fue la “novena”, después Rosa y Eurovisión, ahora el “mundial” y así sucesivamente, como en los mejores tiempos de la Dictadura.
Lo importante aquí es tenernos entretenidos y que no pensemos en los problemas reales no ya del país sino del mundo y a la vez están haciendo su agosto vendiéndonos todo lo que quieran con motivo de esos “eventos”.
Pero me consuela saber que mientras media España se paralizaba, había otras personas paseando, leyendo, estudiando, charlando amigablemente o asistiendo a un concierto de Guadix Clásica, sin importarles para nada esa “exaltación del orgullo nacional” por parte de un grupito de multimillonarios tratando de meter un balón entre tres palos.