martes, 22 de septiembre de 2009

Fantasmas Accitanos



Hace varios años publiqué en Wadi-As la transcripción de un documento que cayó en mis manos por casualidad. Algunos creyeron que era una invención mía, pero ha pasado el tiempo y éste me ha confirmado que ese documento era cierto, los rumores de lo que sucede en el palacio de Villalegre así lo confirman, aunque la descripción que dan de la supuesta aparecida no concuerda con su físico, ya que, yo que la conocí, puedo afirmar que no era precisamente alta.
Este es el artículo que entonces elaboré:



Los fantasmas

Un día, paseando por la Plaza de las Palomas, la llamo así para que todos nos entendamos, llamó mi atención un papel algo amarillento y de un formato inusual, su caligrafía, pues está escrito a mano, también la es. Lo recogí pensando en que sería algún documento antiguo, pero no lo es como podrán comprobar si siguen leyendo.
Con ayuda de un amigo logramos descifrarlo. Dice así: 
Cuando Su Majestad don Felipe, tercero de ese nombre, que Dios guardó cuanto pudo, me envió a esta ciudad como corregidor, (yo si utilizo este título con propiedad), no me podía esperar que mi nombre fuera recordado tanto tiempo en la réplica del balcón que mandé construir, ya que hubiera sido presuntuoso decir que lo construí yo. Pues bien, mi balcón se destruyó en un incendio y pasados unos años hicieron una copia de él hasta con la inscripción que mandé poner allí. Como el balcón en sí decía poco, sirvió de portada al Palacio Municipal.
El edificio, pese a ser nuevo, está habitado por dos centenares de auténticos fantasmas, sí han leído bien, fantasmas de hombres, mujeres y niños (no me refiero a los funcionarios o políticos); que pululan por sus estancias, ocupan los despachos, asisten a los plenos, juntas de gobierno, reuniones privadas del sr. alcalde y concejales, conocen todos los intríngulis de la “santa casa”, pero hasta ahora no se han mostrado a nadie ni han molestado a ninguna persona ni su presencia se nota. Pero están ahí.
Vienen huyendo de casas derruidas, o en construcción, pisos vacíos de los que son desalojados por los vivos cuando advierten su presencia. Son de todas las edades, razas, figuran en el censo electoral, pero, evidentemente, no votan porque no son visibles.
Si usted es dueño de una vivienda vacía, tenga cuidado al abrirla ya que puede encontrarse con que tenga una familia de fantasmas “ocupas”. No se preocupen, asusténles un poco y verán como se van a morar a mi balcón.
Como yo también soy un ser sin cuerpo y mi ánima reside aquí, merodeo por la “santa casa”. Mientras ustedes están haciendo cola para pagar sus impuestos o resolviendo algún asuntillo, me los encuentro y, junto a usted, sin que nos oigan ni vean, departimos ellos y yo, un ratito. Me comentan que cada vez están más hacinados, que ni siquiera dejan emigrar a ninguno y que como sigan así van a tener que llevarse sus bártulos al mismísimo despacho del alcalde que es la habitación más confortable y lujosamente adornada del edificio.
Yo sólo pido al alcalde y concejales ya que me es imposible hablarles, aunque estoy muy al lado de ellos, que se lleven a algunos de estos fantasmas “ocupas” a otros palacios como pueden ser el de Villalegre, ahora que parece que no hay música podrían mandarlos allí y así darle alguna utilidad. Otros alojamientos alternativos podrian ser el Palacio de Peñaflor, la Alcazaba o el antiguo seminario. Así estarían más anchurosos y más cómodos y serían un aliciente más para cuando esos edificios sean lugares turísticos.
Un saludo y hasta la próxima.
Antonio Álvarez de Bohórquez.
Esto, que podía parecer un cuento, es real