viernes, 9 de agosto de 2013

Gor 2013






Después de un año sabático (2012) he vuelto a recorrer los pueblos de la comarca para fotografiar los encierros de novillos.

Preparo mi cámara, elijo el objetivo más adecuado para la zona en que me voy a colocar. Casi siempre un 24-70.

Cargo los bolsillos de mi chaleco con tarjetas, baterías, etc., me coloco mi pañuelo rojo al cuello que por primera vez me puse en La Peza en el 2011 y que desde entonces va en mi chaleco, y me pongo a disfrutar una hora de la fotografía y de las tradiciones locales.

Ayer empecé por Gor, la localidad con los encierros documentados más antiguos de la comarca. Después de saludar a los asiduos: Jaime con escalera, cuerda y cámara en su sitio de costumbre, a la entrada del callejón, Kortés, Pícaro, T. Fandila, Pepillo, fiel guardián de los toriles, su hermano con el video a cuestas; me dirijo a mi tramo.

Siento una predilección especial por estos encierros al celebrarlos puros, por las calles del pueblo sin caballos. Pastores detrás arreando a la manada y por delante los corredores a cuerpo limpio.

La carrera es toda cuesta abajo con un desnivel de unos cien metros entre los corrales y la plaza.

Recorrido sinuoso cambiando de dirección continuamente hasta que se enfila la calle estrecha y recta que conduce al recoleto coso construido sobre los cimientos del palacio del duque de Gor.

He presenciado carreras bonitas como la de hoy. Los novillos se han desentendido de los mansos y han abierto la marcha dejando en la calle sólo a los auténticos corredores o a los que se esperaban una carrera como la de ayer con los novillos arropados por los mansos. Ha habido algunos que se han llevado un gran susto al notar en su cogote el resoplar de un novillo al que confundieron con los mansos.

Las medidas de seguridad han mejorado muchísimo, desde los palos atravesados de hace años a las barreras metálicas de ahora con escapes en caso de necesidad.

Hay que tener mucho valor y buenas piernas para hacer el último tramo hasta la entrada en la plaza.

En la primera parte la ventaja es de los corredores. Llegados al final, es de los novillos, recorrido poco pendiente y recto.

Suelo colocarme en el tramo medio, abajo hay muchas cámaras y menos luz. Hoy, quién sea, le ha echado un capote a un corredor que ha estado a punto de ser cogido en el tramo en el que me encontraba.

Ayer subí hasta los corrales al tramo donde aún no hay corredores. Impone el tener a los novillos literalmente frente a ti aunque sepas que hay una valla protectora y situarme donde mi amigo me dijo: "si el toro pasa rebañando los palos que no llegue a ti, detrás de un poste vertical".


Después como puedo me cuelo en la plaza para disfrutar de la suelta de dos vaquillas para ser lidiadas por los mozos. Algunos muestran sus dotes con el capote improvisado, manta, cazadora o cualquier tela que les sirva para burlar la embestida del animal. Intentos de saltos, algunos conseguidos y sobre todo recortes. En el ruedo sobran mozos y menos mozos que ocupan los burladeros por lo que en caso de necesidad los valientes no pueden entrar al estar ocupados por espectadores que sólo quieren ver la lidia en primerísima fila sin ser conscientes del daño que su presencia allí puede causar.

Este año he apreciado que había menos personas, será el día de la semana o la crisis, que no ha permitido a muchos desplazarse hasta su pueblo. Mañana al ser sábado espero más afluencia de personas.

Os dejo un video de Khortés de la entrada en la Plaza. Pincha aquí

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