martes, 27 de agosto de 2013

Feria 2013



El tiempo atmosférico es bastante variable. Cambia por minutos. Este año hay comentarios para todos los gustos: que si más calor, que si menos, que si se ha adelantado o atrasado la entrada del verano etc.

Como cambia el tiempo así cambia la feria de Guadix. Las fechas. Hasta hace unos días no sabíamos cuando iba empezar. Por fin sabemos que será del 28 al 31 de agosto.

¿Por qué este cambio? Nadie nos lo ha explicado. Esperaba que en el programa oficial el señor alcalde y la señora concejala de festejos nos explicaran el motivo del adelanto, pero nada. Ni una palabra.

Hace algunos años ya se cambió y fue un fracaso, volviendo a los primeros días de septiembre.

Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra pues volvemos a intentarlo por si a esta corporación municipal, de distinto color político que la que realizó el cambio, le sale mejor. Por lo que oigo hay poca gente contenta con este traslado.

Puede ser que se deba al adelanto de la feria de Almería, que finalizó el 25 cuando siempre terminaba más tarde. Oigo rumores de presión de un lobby relacionado con la feria. Todo esto son sólo conjeturas. A ver si alguien me lo aclara.

Mientras tanto voy a dar mi opinión. Las fiestas deben de tener una fecha fija y dejar de dar bandazos al capricho de los gobernantes de turno. Yo me decanto por los días comprendidos entre el 31 de agosto y el 5 de septiembre sea el día de semana que sea. Así lograremos darle la tradición que le falta desde que en los años sesenta del siglo pasado dejó de ser la feria de san Miguel para ser LA FERIA.
Los gobernantes de esa época justificaron el cambio por el tiempo más inestable y fresco de finales de septiembre y la posibilidad de hacer actos y la verbena al aire libre.
Uno de estos actos les costó una pitada general el año en el que tras la coronación de la reina de las fiestas se fueron ediles e invitados, a cenar a la caseta municipal situada en el fondo del parque donde hoy está el estanque (En los restaurantes hacía mucho calor). Por muchas lonas que se pusieron dejó a la vista de todo el que paseaba por la acera a los comensales. Creo que aquello no se volvió a repetir. Me refiero a la cena. Las reinas y damas siguieron siendo elegidas como decían Los Puntos en su canción Feria: (1975)


“Esta noche será la elección,
sin engaños, de damas de honor,
pero ocurre como es de esperar
y son hijas de algún concejal”


No todas eran hijas de concejal. En masculino, pues concejalas no había.

El poner allí la caseta municipal le daba un aire de baile de pueblo, pues desde la barandilla del parque había una vista privilegiada (hubo hasta quienes se llevaban sillas) y servía, a quienes no podían entrar, para poder ver lo que ocurría dentro desde las alturas y cotillear sobre como fulanito y menganita bailaban siempre juntos por lo que serian ya novios, si se apegaban más o menos, si ella “le ponía los codos”a su pareja de baile, etc.

A Alarcón lo dejaban fuera vigilando desde su privilegiada situación a los que preferían quedarse comiendo pinchitos en los paseos del parque o algo más a lo lejos en los bodegones, donde ahora está el parque infantil, tomando los obligados churros con “chocolate” fritos con “aceite de oliva” en grandes sartenes calentadas con carbonilla, aún circulaban trenes con locomotoras a vapor, en fogones de latón reforzados con arcilla y blanqueados con cal.

No todos podíamos pagar la entrada al baile, las mujeres o no pagaban o sólo aportaban una cantidad simbólica, por lo que optábamos por colarnos como buenamente podíamos: con triquiñuelas para engañar a los porteros, intentando saltar las tapias que daban al río mientras otros lo hacíamos descolgándonos por los árboles que hay junto a la baranda. Así el único vigilante que había no podía estar en dos frentes. A algunos cogía, pero se volvía a intentar.

Así eran las noches de feria de los jóvenes de mi generación. No había mas sitios de baile ni nada parecido. Acaso las discotecas como el Albergue o el Bárbara, pero hacía mucho calor para estar allí dentro. Eso quedaba para el invierno igual que los guateques.
Dar vueltas por el ferial, teatro, zarzuelas, cine o bares eran las alternativas a la caseta.

Yo les invito a que, aunque las fechas no sean las acostumbradas, disfrutemos de estos días de asueto y como dice Serrat:


"Cuando la llama de la fe se apaga, y los doctores
no hallen la causa de su mal, señoras y señores
sigan la senda de los niños y el perfume a churros
que en una nube de algodón dulce
le espera el Furo."

(...)

Hagámosle  caso vayámonos a la Feria porque:

"Si no le cura, al menos, le reconforta."
(...)
Señor...
Anímese.
Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase al tordillo de madera.
Y olvídese de lo que fue y de qué modo
y cuélguese en la magia de pasar de todo.


Aunque los boletos cuesten algo más de dos por un duro. Olvidémonos de todo y que no decaiga la fiesta.

“El Carrusel del Furo”. Letra y música de Joan Manuel Serrat.
Álbum Para piel de manzana, 




Si me sigues desde una tablet o teléfono móvil y no ves el vídeo puedes hacerlo desde El carrusel del Furo

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