Después de un año sabático (2012) he
vuelto a recorrer los pueblos de la comarca para fotografiar los
encierros de novillos.
Preparo mi cámara, elijo el objetivo
más adecuado para la zona en que me voy a colocar. Casi siempre un
24-70.
Ayer empecé por Gor, la localidad con
los encierros documentados más antiguos de la comarca. Después de
saludar a los asiduos: Jaime con escalera, cuerda y cámara en su
sitio de costumbre, a la entrada del callejón, Kortés, Pícaro, T.
Fandila, Pepillo, fiel guardián de los toriles, su hermano con el video a cuestas; me dirijo a mi tramo.
Siento una predilección especial por
estos encierros al celebrarlos puros, por las calles del pueblo sin
caballos. Pastores detrás arreando a la manada y por delante los
corredores a cuerpo limpio.
La carrera es toda cuesta abajo con un
desnivel de unos cien metros entre los corrales y la plaza.
Recorrido sinuoso cambiando de
dirección continuamente hasta que se enfila la calle estrecha y
recta que conduce al recoleto coso construido sobre los cimientos del
palacio del duque de Gor.
Las medidas de seguridad han mejorado
muchísimo, desde los palos atravesados de hace años a las barreras
metálicas de ahora con escapes en caso de necesidad.
Hay que tener mucho valor y buenas
piernas para hacer el último tramo hasta la entrada en la plaza.
En la primera parte la ventaja es de
los corredores. Llegados al final, es de los novillos,
recorrido poco pendiente y recto.
Suelo colocarme en el tramo medio,
abajo hay muchas cámaras y menos luz. Hoy, quién sea, le ha echado
un capote a un corredor que ha estado a punto de ser cogido en el
tramo en el que me encontraba.
Ayer subí hasta los corrales al tramo
donde aún no hay corredores. Impone el tener a los novillos
literalmente frente a ti aunque sepas que hay una valla protectora y
situarme donde mi amigo me dijo: "si el toro pasa rebañando los palos
que no llegue a ti, detrás de un poste vertical".
Después como puedo me cuelo en la
plaza para disfrutar de la suelta de dos vaquillas para ser lidiadas
por los mozos. Algunos muestran sus dotes con el capote improvisado,
manta, cazadora o cualquier tela que les sirva para burlar la
embestida del animal. Intentos de saltos, algunos conseguidos y sobre
todo recortes. En el ruedo sobran mozos y menos mozos que ocupan los
burladeros por lo que en caso de necesidad los valientes no pueden
entrar al estar ocupados por espectadores que sólo quieren ver la
lidia en primerísima fila sin ser conscientes del daño que su
presencia allí puede causar.
Este año he apreciado que había menos
personas, será el día de la semana o la crisis, que no ha permitido
a muchos desplazarse hasta su pueblo. Mañana al ser sábado
espero más afluencia de personas.
Ya te estábamos echando en falta.
ResponderEliminar¿Adelante!