Publicado en Wadi-As en mayo de 2003
Hay en el mundo lugares
a los que el trajín de la vida moderna no ha llegado. En ellos se
siente la paz y la tranquilidad. Se encuentra uno consigo mismo.
Estos lugares están distribuidos por todo el mundo. Dicen que estos
sitios tienen fuerzas magnéticas especiales.
Los más conocidos en
nuestra península son algunos monasterios y fortificaciones
templarias y el más famoso de todos la aldea del Rocío.
No tenemos que irnos
tan lejos, a doce kilómetros de Guadix, entre Benalúa y Fonelas se
encuentra Face-Retama, lugar que reúne, al menos para mí, las
características que he enumerado anteriormente. Consta de una ermita
pequeña, una cueva hospedería y junto a ellos el anejo de San
Torcuato ya deshabitado. En este sitio cinco mil años de historia, o
más, nos contemplan. Fue santuario ibero, paleocristiano, mozárabe,
musulmán y nuevamente cristiano.
El sábado y domingo
anterior al 15 de mayo se celebra la Romería de San Torcuato. En
este lugar, según la tradición, fue martirizado nuestro patrón.
Nos juntamos un grupo de personas, que cada año va en aumento. Hay
vigilia, iluminación con antorchas, misa y procesión por los
alrededores.
Los “cateros”,
(antiguos habitantes del anejo de San Torcuato) celebran la fiesta el
15 de Mayo.
La hospedería fue
rescatada del abandono por un grupo de cateros liderados por mi buen
amigo José Maria Ortiz. Por circunstancias que desconocemos su labor
se vio interrumpida y actualmente vuelve a estar abandonado a su
suerte. Sirva de ejemplo el que el embaldosado de lo que fue la
escuela ha sido parcialmente levantado.
Quiero en primer lugar
dar un toque de atención al Obispado y reclamar que no se abandone
el lugar y que se proteja de los desaprensivos. En segundo lugar
animar a los accitanos a conocer este sitio singular y tercero
¿Porqué no seguir con su recuperación?
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