Anoche, 4 de mayo, Juan, mi compañero del paseo,que no carrera por la edad, de Cascamorras de los últimos años, Presidente de la Hermandad de la Virgen de la Piedad de Guadix, presentó en el patio central del Ayuntamiento de Guadix su libro "EL CASCAMORRAS, cinco siglos de historia". Una obra que no debe faltar en la bilioteca de cualquier accitano amante de sus tradiciones.
No voy a hacer una reseña del acto, pues la prensa local y provincial se harán cargo de ello. Solamente quiero agradecer a Juan el que haya incluido algunas fotos mías de los años de las cámaras analógicas, sin enfoque automático, por supuesto sin motor y casi sin poder medir la luz para ajustar la exposición.. Eran tiempos en los que la fotografía era conocer la técnica, la composición. la luz, etc. Utilizaba varios rollos de película que iba dejando estratégicamente en lugares de la carrera donde cambiaba el virgen (no seais mal pensados) por el expuesto. Sólo disponía de 36 fotos por rollo y había que seleccionar lo que se fotografiaba.
Luego de regreso a mi casa iba recogiendo lor rollos expuestos y después, largas horas de laboratorio en la despensa de mi casa de maestros en "La Moralea". Ahora sólo es apuntar y "disparar". Ni "pijotera" idea de sensibilidad ASA/ISO, velocidad de obturación, diafragma y su relación con la `profundidad de campo,etc. ¡Cuanto trabajo me cuesta explicarle a algunos amigos esa relación!
Aún sigo metido de lleno en la fiesta, en Baza y en Guadix, unas veces con cámara y otras sin ella, pero no hay año en el que no esté metido en el "fregao".
Saludos a esa amiga que me sigue y que está al día de mis entradas en el blog. Te prometo ser más constante, si la salud me respeta. El tuyo veo que va viento en popa. No dudes en escribir algo personal pues "comer y arrascar todo es empezar". Espero tu acuse de recibo y tu comentario, pues si no me señalais los errores que cometo, dificilmente puedo progresar.
A continuación inserto el artículo que para Wadi-As escribí en septiembre del año 2002.
La foto a la que hago referencia figura en la entrada que hice en agosto del pasado año.
4 de septiembre de 2002
Tati
Cuando hace unos días oía el redoble del tambor, ese
redoble tan peculiar, que todo accitano distingue, empezó a recorrer mi cuerpo
una sensación particular que me hizo
buscar con la vista el origen de ese sonido, no por ver que anunciaba, lo había
reconocido y de sobra lo sabía, sino por volver a ver por las calles la bandera
y la figura de Cascamorras.
Enseguida vinieron a mi mente aquellos años en los
que mi madre no me dejaba salir por si me pisoteaba la gente o a lo sumo me
dejaba ir a la barandilla de la puerta de Santiago en la Catedral, yo por
entonces vivía en la calle de la Concepción, y, ¡ojo con volver manchado de
pintura!, el agua había que traerla desde el Caño del Hospital. De allí me
escapaba por los callejones hasta el Almorejo y sobre la Muralla volver a
contemplarlo. Desde ese lugar presencié a lo lejos las juras de bandera de
“Tomaíco”. Quería ser grande para yo también poder correr con Cascamorras.
Pasados los años participé saliendo hasta el puente
y corriendo muy por delante de él. El miedo a la porra, que decían la mantenía
en vinagre todo el año para que fuera más dura e hiciera más daño, me impedía
acercarme más.
Me metí de lleno en la fiesta cuando intenté
fotografiarla y lo conseguí. Para ello tuve que impermeabilizar mi cámara pues
tenía que estar muy cerca e iba a recibir agua y pintura. Durante tres años
seguidos,1986, 87 y 88 lo hice así. Aún quedan en mi primera Yashica FX-2 marcas de almagra, y es que como no te
metas dentro, difícilmente puedes captar la esencia de la fiesta.
Pasada esta etapa he sido un participante más, los
asiduos se extrañaban de verme sin la cámara y es que no se puede estar en misa
y repicando y quería participar a tope.
Una de esas fotos conseguida en el 88 fue
galardonada con el primer premio de fotografía convocado con motivo de la feria
del año siguiente. Me dieron ocho mil duretes de los de entonces con lo que
mejoré en parte mi equipo fotográfico, pero la foto, que quedó en propiedad del
Ayuntamiento, no la he vuelto a ver, no sé si con los traslados de estos años
se ha perdido o alguien la ha hecho desaparecer ya que era una premonición de
lo que iba a ocurrir después. Representaba a Cascamorras, encarnado por mi buen
amigo Pícaro, desafiante, porra en alto, ante el Ayuntamiento.
Este año si Dios quiere voy a complacer a mi amigo
Ramón, que cada vez que asomo por la Estación sin cámara me lo reprocha,
intentaré volver a fotografiar la fiesta en blanco y negro, como siempre lo he
hecho. El color en fotografía no me seduce.
Un año más mi esposa me estará esperando a la
entrada de la casa con una bolsa de basura para que antes de entrar me despoje
de los andrajos llenos de almagra y pase a la bañera.
Que no se os olvide: el lunes un poco antes de las
siete de la tarde, con vuestras peores galas, e impermeabilizados con vaselina
o, mejor aún, con aceite de oliva en el sitio de costumbre.¡Hasta entonces!
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