Hace unos meses se han celebrado elecciones municipales primero y nacionales después. Llevamos meses siendo bombardeados con posibles resultados electorales obtenidos en encuestas y sondeos.
Cada partido o medio de comunicación nos están ofreciendo las que más se acercan a sus intereses y así obtenemos datos dispares según quien nos lo cuente. Y es que cada uno lee los resultados como le interesa. Si les son desfavorables los descalifican para, a continuación, darnos los suyos más rigurosos y creíbles que los del contrincante. Hasta aquí, lo comprendo.
Lo que dejo para otros es como influyen las encuestas en el voto de los indecisos.
Pero hay una encuesta que no la entiendo, no le veo utilidad ninguna. Ahora con los medios de transmisión de los resultados electorales desde las mesas al Ministerio del Interior, son innecesarias y ponen en aprietos a los electores. Me refiero a la que se hace en la puerta de los colegios electorales. ¿Nos va la vida en dar unos datos antes que nadie? ¿Es eso tan importante? ¿Para qué queremos aventurar un resultado que va a ser cierto dos o tres horas después?
Como ejercicio estadístico vale, pero hay que tener en cuenta una cosa, y es que, al igual que la declaración de la renta, nuestro voto es secreto y no se lo vamos a decir al primer desconocido que nos aborde al salir de votar, y si es conocido, menos.
Creo que se debía de prohibir estas encuestas ya que molestan al votante y tienen poco valor. Sólo el periodístico.
El colmo ya es cuando el candidato que, basándose en estas encuestas o en ninguna, se declara vencedor cinco minutos después de cerrar los colegios electorales y luego se tiene que tragar sus palabras. ¿Es eso una urgencia vital?
No hay comentarios:
Publicar un comentario