Hace unos días se me cayó el mundo encima cuando una muchacha de unos veintitantos años le preguntó a la cajera de un supermercado, donde yo estaba guardando turno para ser atendido, lo siguiente: "oye, ¿que me sale mas barato una litrona de cerveza marca X u otra marca Y?" Las dos tenían el precio puesto.
Ahora que se está tratando de IMPONER una lueva ley de educación, la enésima desde 1982 en que se cambió la ley de 1970, quiero haceros llegar lo que pensaba en mayo de 2002 y que fue publicado en Wadi-As el 17 de mayo ese año. Mi opinión no ha cambiado en los diez últimos años y ahora que he pasado a la "reserva" me reafirmo en lo que escribí entonces.
Conscientemente estoy utilizando el masculino por no utilizar el lenguaje "politicamente correcto" ya que, según ese lenguaje, tendría que decir : niños y niñas, padres y madres, maestros y maestras, políticos y políticas que tanto propugnan nuestro dirigentes y dirigentas, al que Arturo Pérez Reverte satirizó en un famoso artículo que levantó ampollas. Los legisladores y legisladoras, para no apearse de la burra, han pasado a utilizar y a imponer: alumnado, profesorado, progenitor 1 y 2, etc.
Así veo la escuela.
Tati
14 de mayo de 2002.
Revisado el 5 de diciembre de 2012.
No pensaba utilizar mis colaboraciones
en Wadi-as para tratar asuntos profesionales, pero ante el debate
que en los medios de comunicación y a nivel general se está
desarrollando sobre la calidad de la enseñanza, quiero aportar mi
granito de arena y mi opinión sobre la situación actual de la
escuela en nuestro país.
En primer lugar quiero hacer constar
que llevo dedicado a la enseñanza más de treinta años, casi todos
con alumnos de doce a quince años. Actualmente imparto el área de
Ciencias Sociales Geografía e Historia y algunas más, en un colegio
público autorizado a impartir el primer ciclo de la ESO.
La situación actual se veía venir
hace ya mucho tiempo, desde que se produjo la reforma, posterior
contrarreforma y yo no sé cuantos cambios más pues no ha habido un
plan que cinco o seis años dure.
En primer lugar habría que filosofar
un poco y decidir cual es el papel que la sociedad asigna a la
escuela. ¿Ha de ser un lugar donde se ayude a descubrir y a
transmitir conocimientos? ¿Ha de ser un lugar dónde se eduque a los
niños y se les forme para el día de mañana? ¿Ha de ser un
aparcamiento de niños y adolescentes para que no nos den mucho la
lata en casa? ¿Ha de ser el lugar donde se deban resolver todos los
problemas que surjan en la sociedad y en la familia?
Yo creo que la mayoría de la sociedad
apuesta por una escuela aparcamiento de niños y traslado de
problemas que debían resolver los padres hacia la
escuela institución, como si lo que le ocurre a su hijo no
fuera cosa de ellos. Comprueben ustedes mismos como conflicto que
surge, siempre aparece alguien trasladando la responsabilidad de su
solución a la escuela: alcohol, drogas, educación vial, educación
sexual, malos tratos, no violencia, etc.
Para que un alumno desarrolle “una
actitud crítica ante mensajes orales y escritos” (uno de los objetivos fundamentales de la Educación Primaria) lo primero
que tiene que aprender es a descifrar esos mensajes.
Por desgracia, en la confección de los
planes de estudio no se ha contado con la opinión de los expertos y
cuando esas opiniones que les han dado han sido contrarias a sus
ideas preestablecidas, los políticos y sus coríferos los han
tratado de ignorantes, atrasados, retrógrados, sutilmente amenazados por los "superiores" y cosas peores.
¿Quiénes son esos expertos? No los pedagogos de salón y demagogos
de la educación si no los maestros que ya llevamos tiempo diciendo lo
que se avecinaba, pero han tenido que llegar esos niños a los
institutos y algunos a la universidad para que pongamos el grito en
el cielo.
Actualmente un gran número de alumnos
de doce a catorce años son analfabetos funcionales. No pueden ser
críticos con mensajes escritos porque no saben leer, ni expresarse
oralmente o por escrito, no tienen más que oír sus conversaciones.
Ya algunos se estarán frotando las
manos. “La culpa, de los maestros” ¡como si no tuviéramos
sambenitos colgados para que encima nos cuelguen ese!. No, toda la culpa no es nuestra o por lo menos no toda. Ustedes también, padres y
políticos, tienen su mucha parte de culpa por haber practicado la
política del avestruz.
Pregunten a sus hijos, de seis años,
el que los tenga o si no a algún hijo de amigo o familiar ¿cuántos
maestros entran en su clase al cabo del día? No se molesten se lo
voy a decir: un generalista, (el maestro de toda la vida), el de
Música, el de Educación Física, el de Religión, eso como mínimo
y si hay que cuadrar el horario del centro puede ser que entre otro
generalista más y en el peor de los casos hasta dos y ahora creo que
también el de Inglés. Hoy confirmo: otro de Inglés (lo que faltaba, no saben el castellano y ya
les vamos a meter otro idioma). Por mucho que el tutor quiera, es
difícil de coordinar a tantas personas en un curso de primero de
Primaria. Con tanta especialidad no hay tiempo para que aprendan a
leer y a escribir, cuando los tienes medio ensimismados en una tarea
de lectura o escritura hay que cortar porque es la hora de una
especialidad, léase E. Física, Música, Plástica, etc. aunque sea
la segunda hora de la mañana que es cuando más se puede rendir.
Adiós a la enseñanza globalizada que se propugna en este etapa. La LECTURA y la ESCRITURA no son temas transversales como nos quieren hacer creer. Son MATERIAS FUNDAMENTALES a las quer hay que dedicar mucho más tiempo del que se les dedica. En
el segundo y tercer ciclo ya se supone que leen y escriben con
soltura y no hay tiempo para las materias instrumentales (lectura,
escritura y cálculo) y se profundiza en nociones de lengua como
morfemas, lexemas, predicados, etc. y todo eso sin comprender ni
siquiera lo que leen; matemáticas sin dominar, por ejemplo, la resolución de los más elementales problemas; inglés sin conocer el castellano, si es una comunidad
con lengua propia las clases se dan en esa lengua.
Yo creo que se debe de
incidir mucho más en la Lectura y en la Escritura que son la base
fundamental de la enseñanza, y dejarnos de pérdidas inútiles de
tiempo que no conducen a nada si no a que el niño cada vez se vaya
distanciando más de la escuela ya que se encuentra perdido entre
tanto texto, que es incapaz de descifrar, salvo los dibujos, y algunos
ni eso.
¿En qué puede estar
pensando un niño de doce años en una clase de primero de ESO en la
que no entiende nada ya que le falta la base y ha pasado ahí
automáticamente, porqué la ley así lo dice?
Esto es sólo un ejemplo de lo que se
cuece en la escuela. A todo ello añadimos el que los niños ya desde
primero saben que los cursos impares no se puede repetir, que en los
pares sí, pero si ya has repetido un curso pasas automáticamente
aunque no sepas hacer “la o con un canuto”, ustedes me
dirán. Y si a eso le sumamos las presiones ejercidas por las madres,
sí las madres, para que no repitan curso en segundo de Primaria porque entonces van a hacer la Primera Comunión muy grandes y van a
parecer novios o novias, la situación es para echarse a llorar. Las
medidas de refuerzo necesarias para esos alumnos con deficiencias
brillan por su ausencia por falta de profesorado.
Creo que reformar la ESO sin, no ya
reformar, sino transformar radicalmente la Educación Primaria es
como a una casa que se está cayendo a pedazos echarle unos repellos
en la fachada sin tocar para nada los cimientos.
Nunca han estado los materiales
didácticos mejor editados y tan atractivos como ahora. Nunca se les
ha dado a los alumnos las cosas tan claras como ahora. Nunca he visto
una apatía de los alumnos hacia la escuela más grande que ahora.
Nunca se ha tirado tanto dinero en material escolar innecesario
comprado sin ton ni son por la Administración Educativa ya sea
estatal o autonómica como ahora. Nunca en mis treinta años de
docencia he visto un deterioro más grande de la calidad de la
enseñanza como ahora, unos niveles de conocimientos tan bajos y cada
curso los niños son más analfabetos, ya que estamos más
obsesionados por regalar títulos académicos que por adquirir
hábitos de aprendizaje y conocimientos, salvo honrosas excepciones.
Y acabo diciendo con Carlos Pérez
Uralde (IDEAL 14 de febrero de 2002): “Ninguna reforma del, por
otra parte, nefasto sistema educativo va a resolver el calamitoso
panorama por la sencilla razón de que ese estado de incultura
orgullosa y permanente que exhiben los jóvenes es el mismo del que
alardean los adultos. No es que las nuevas generaciones practiquen un
analfabetismo tan evidente que da grima porque les ha tocado en mala
suerte unos modelos educativos que parecen diseñados por un sanedrín
de cretinos: es que todo el país está sumido en un limbo de
ignorancia, desprecio a la cultura y atontamiento general cuyas
consecuencias se pueden notar con sólo encender el televisor o
escuchar la radio[…] o con salir a la calle y poner en acción esa
antena infalible a la que llamamos oreja…”.